Una ráfaga de balas seductoras
no lograban vulnerar una coraza idiota
y con mi seguridad ya en la miseria,
fuimos por un café juntos los tres: vos, yo y tu histeria.
Quién dijo que no se puede combinar inconstancia, inconciencia y lealtad? Que es imposible dar un paseo un día a tu cielo, un día a mi infierno.
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